Décimo mes

Mima tus pechos, es importante

¿Deseas conseguir una lactancia exitosa? Pues uno de los secretos es prestarles especial atención a tus pechos. Al fin y al cabo, son la pieza clave del maravilloso proceso de embarazo.

Ojalá tu bebé y tú estéis disfrutando de una lactancia placentera, aunque es posible que no esté yendo tal y como esperabas. En los primeros días, la lactancia materna no siempre funciona del todo bien: tus pechos pueden sacar leche cuando no das de mamar, los pezones pueden dolerte y agrietarse, y hasta existe el riesgo de que un conducto de la leche se obstruya, se congestione o incluso que llegue a desarrollar una infección dolorosa.

La mayoría de estos problemas son temporales, así que ten un poco de paciencia. Desde aquí te queremos echar una mano para que puedas vivir esta experiencia de la mejor manera posible, y por eso te ofrecemos algunos consejos para el cuidado de la piel y trucos prácticos que te ayudarán a solucionar estos problemas tan comunes durante la etapa de lactancia materna.

Superar la congestión mamaria

Aunque puede sonar terrorífico, este término médico solo se refiere a que los pechos aumentan enormemente de tamaño. ¿Por qué? Porque hay un mayor flujo de sangre hacia los senos, lo que puede provocar que estos se hinchen, se endurezcan y duelan. Normalmente la congestión mamaria se produce unos días después del parto, con la “subida de la leche”. Sin embargo, también puede ocurrir cuando el bebé no mama a demanda y se salta algunas tomas, o si no vacía bien el pecho y la leche se acumula.

La buena noticia es que la congestión mamaria solo suele durar 1-2 días y se puede aliviar:

  • Amamantando a tu bebé a demanda. Asegúrate de que el bebé está bien cogido al pecho para sacar toda la leche de tus pechos.
  • Masajeando tus pechos mientras el bebé está mamando. De este modo, estimularás el flujo de la leche y disminuirá la hinchazón.
  • Aplicando hojas frescas de col cruda. Es un remedio popular y, aunque no hay muchos estudios que demuestren su eficacia, ponerlas sobre tus senos puede ayudarte a drenar la leche. Además, tiene un efecto calmante. Lava las hojas de col y, entre toma y toma, colócalas sobre los pechos durante 20 minutos, tres veces al día.
  • Utilizando un extractor de leche. Si tu bebé no toma suficiente leche como para aliviar las molestias, puedes intentar usar un extractor de leche. Los hay manuales o eléctricos. Antes de comprar uno, puedes probar los dos para saber qué sistema te va mejor. Alguna de tus amigas o en un grupo de apoyo a la lactancia, seguro que te los pueden prestar. A la hora de comprarlo, lo encontrarás en las farmacias y tiendas especializadas. Otra opción es sacarte la leche con la mano, para eso pregúntale a tu comadrona cómo hacerlo.
  • Tomando analgésicos. Si sientes mucho dolor y muchas molestias, puedes tomar paracetamol. Eso sí, sin sobrepasar la dosis recomendada.

Solucionar las pérdidas de leche

No duele ni nada de eso, pero te puede hacer pasar un mal rato. Cuando estás con otras personas y de repente sientes el reflejo de “eyección” como un hormigueo en tu pezón, ya sabes lo que viene a continuación, la ropa se va a empapar de leche. Si no tienes mucha confianza con las personas que te acompañan, pensarás: “Tierra trágame”. Sin embargo, puedes aprender a gestionarlo:

Colocando discos absorbentes entre el pezón y el sujetador. Estos pueden ser lavables o desechables, y hay que cambiarlos con frecuencia para evitar infecciones.

Evitando llevar camisetas ceñidas lisas. Con estas camisetas se notarán más las pérdidas de leche que con las anchas y estampadas.

Utilizando copas recolectoras. Se trata de copas o discos de plástico que puedes esterilizar y utilizar para recoger la leche que gotea de la mama entre toma y toma. Esa leche puedes guardarla en la nevera, ya sea dentro de un biberón o un frasco esterilizado; o bien congelarla en una bandeja para cubitos de hielo que hayas esterilizado previamente.

Haciendo que el bebé mame de ambos pechos. A veces, entre toma y toma, la leche gotea de un pecho porque el bebé no lo ha vaciado totalmente. Por eso es conveniente que el bebé mame de ambos pechos en cada ocasión.

Tolerancia cero al dolor

En general, la lactancia materna no debería ser dolorosa. Por eso, a la mínima molestia es importante que busques ayuda profesional. Lo más seguro es que este dolor desaparezca corrigiendo la manera en la que tu bebé se agarra al pecho, aunque también puede ser que tus conductos de leche estén obstruidos (mastitis) o que hayas desarrollado una infección bacteriana en los pezones.